Poco he visto de la celebración de la consecución de la Eurocopa por parte de la selección española de fútbol. Me temo que, al igual que hago cuando alguna infanta se casa o tiene un nuevo hijo, dejaré de ver la televisión durante un tiempo (con la evidente excepción de Los Simpsons).
Ayer mientras veía el partido con mi familia, ésta me contagió los nervios y la ilusión. No exterioricé nada, pero finalmente me alegré que la selección española ganara a Alemania.
Posteriormente pude ver con agrado cómo Sergio Ramos portaba (y sigue portando) la bandera blanquiverde de Andalucía (además del buen detalle del homenaje a Antonio Puerta). Hoy, he descubierto con mucho desagrado la polémica y las críticas suscitadas por este hecho (por no hablar de los insultos que se ven en los foros de internet).
No me vale ese "razonamiento" de muchos que dice que si Xavi, por ejemplo, hubiera llevado una bandera catalana se hubiera liado. Yo respondo: perdonen, pero ya la estáis liando (criticando, insultando) ahora.
A los miserables estos, les recomiendo que vean el famoso 12 a 1 del España-Malta, y que miren a la grada... se darán cuenta que toda la grada animaba a España, y que en ella se veían casi las mismas banderas de Andalucía que de España.
Por mucho que les pese a esta pandilla de amargados, España no es un estado homogéneo desde el punto de vista cultural, social, identitario ni histórico.Y parece que siguen sin enterarse, que esa negación de la diversidad es precisamente el principio del fin de su anhelada unidad indisoluble. Un día de estos, se les romperá el juguete...
|