De sobra es conocido y asumido el avance imparable del partidismo en Andalucía.
Por un lado, estamos asistiendo al progresivo acercamiento de IU al
PSOE no sólo en forma de coaliciones postelectorales sino también en
discurso político. Incluso, en los medios de comunicación han llegado a
salir noticias sobre posibles candidaturas únicas. Esto provocará que
el votante de Izquierda Unida opte por el mal llamado voto últil, o
bien, por votar a formaciones muy minoritarias con escasa influencia en
la sociedad.
Por otro lado, tenemos a un Partido Andalucista también en declive.
Tras la transición democrática en la que obtuvo sus mejores resultados,
el partido parece que ha trabajado todo este tiempo para convertirse en
la eterna desilusión de los andaluces. Después de su último congreso,
además, la dirección se ha empeñado en hacer una caza de brujas
obligando a los críticos a abandonar la formación. Como resultado
tenemos un PA muy debilitado, en peligro de extinción, y otras
formaciones andalucistas como el PSA y CA sin representación
parlamentaria.
Ante este panorama de bipolarización no queda más remedio que crear
otro polo, el tercero, con un discurso totalmente diferenciado de los
otros dos. Éste tercer polo debe saber transmitir a los ciudadanos que
es el de la alternativa andalucista, el de la regeneración democrática,
el de la descentralización dentro y fuera de Andalucía, el del
nacionalismo social, el de la reivindicación ecologista y el de la
defensa a ultranza de los intereses de Andalucía.
Los Nuevos Tartesios
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