El próximo 18 de febrero se celebra en Andalucía el referéndum para la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía. Los andaluces debemos ser los dueños de nuestro propio destino, y el ejercer nuestro derecho al voto el próximo día 18 es una ocasión excepcional que ninguno deberíamos desperdiciar.
Particularmente yo votaré que sí porque creo que este estatuto es un avance con respecto al actual en autogobierno, en derechos sociales y en reconocimiento de la identidad andaluza.
Sin embargo, mi voto afirmativo dista mucho de ser entusiasta por varios motivos. Para empezar, evidentemente para mí el nivel de autogobierno que se establece es insuficiente, y además, me hubiera gustado que este estatuto hubiera sido producto de la iniciativa propia de los andaluces y no de una reacción a la iniciativa de otros.
Tampoco me gusta el que a Andalucía no se la haya reconocido como lo que es, es decir, una nación. Además, la excesiva inclusión de latiguillos en casi todos los artículos en referencia a la 'conformidad con la constitución' y a la 'unidad indivisible de la nación española', además de ser empalagosa, encorseta y restringe jurídicamente la capacidad de acción del propio estatuto.
No se hace ninguna referencia a la comarcalización de Andalucía, algo que es imprescindible para una buena vertebración y para un desarrollo homogeneo de todo el territorio andaluz. De la misma forma, tampoco se limitan los mandatos de los presidentes de la Junta y no se obliga que las elecciones andaluzas se celebren separadas al resto.
A pesar de los pesares, y en favor del consenso del mayor número de andaluces, insisto en valorar positivamente el avance que supone en muchos aspectos este estatuto y el próximo 18 de febrero votaré SÍ.
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