Es curioso el hecho de que una cuestión sumamente complicada puede llegar a ser vista por algunas personas de una forma muy sencilla. Dicho así, podría pensarse que estas personas tienen las ideas muy claras y que son muy inteligentes por saber sintetizar una información sin que ésta pierda contenid.
Desgraciadamente en muchas ocasiones no es así y se trata de personas que sintetizan la información pero dejándose en el camino muchos matices y contenidos.
Un ejemplo de esto es cuando nos referimos al terrorismo, ¿alguien de los que leen esto sabría darme una definición exacta de qué es terrorismo? Yo sinceramente no sabría dar una lo suficientemente buena. Creo que la línea que separa el terrorismo de la legítima defensa es muy delgada y muy difusa.
Esta reflexión viene a cuento del estreno en los cines de la última película de Ken Loach, El viento que agita la cebada. No es las películas que más me haya gustado precisamente, pero sí es cierto, que transmite un mensaje muy interesante. Cuando a principios del siglo XX toda la isla de Irlanda pertenecía aún al Imperio Británico, los ciudadanos irlandeses hartos de los abusos, maltratos y asesinatos constantes que el ejército británico ejercía sobre la población irlandesa, se empieza a organizar en pequeños comandos armados que tenían como objetivo echar a los opresores británicos de su tierra para alcanzar la libertad y la democracia.
No se trataba de un ejército organizado como lo entendemos nosotros ahora, sino un conjunto de pequeños comandos compuesto por irlandeses de a pie. Se trataba pues de una organización formada por el pueblo y apoyado por la inmensa mayoría de los irlandeses. Se autodenominaban Ejército Republicano Irlandés (IRA)… ¿os suena?
El Imperio Británico los consideraba terroristas, mientras que los irlandeses como unos libertadores. Al tiempo, los británicos se vieron en la necesidad de firmar una tregua en la que se reconocía el Estado Libre de Irlanda aunque bajo la monarquía británica, a excepción de la zona norte de la isla, actualmente conocida como Irlanda del Norte o Ulster, que seguiría formando parte del Reino Unido.
Este pacto no fue aceptado por gran parte del IRA que siguió sin renunciar a la lucha armada por una república irlandesa independiente y unida, y que además, consideraba como traidores a los irlandeses que habían aceptado el pacto. El IRA seguía en guerra, esta vez con el Estado Libre Irlandés, y los que una vez lucharon juntos, ahora se enfrentaban.
¿Todo muy complicado, verdad? Yo creo que sí. También creo que lo que se llama terrorismo en muchas ocasiones si lo miras desde otra perspectiva puede dejar de serlo… ¿tú qué opinas?
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