Hay algo de lo que no suelo hablar, de lo que no suelo discutir demasiado pero que es el tema candente y favorito de la mayoría. Hoy voy a hablar de fútbol, o más bien, del indignante dueño de mi equipo, el Betis.
Manuel Ruiz de Lopera ha tenido grandes momentos de gloria. No hay nada más que recordar que fue él quien un día puso los millones de pesetas necesarios para que el Betis no desapareciera, y en años posteriores, ilusionó al belicismo con grandes fichajes. El Betis en todo ese tiempo ha participado en diversas ocasiones en competiciones europeas, se ha convertido en el único equipo andaluz en jugar la Champion"s League, y además, ha ganado un título de Copa. Todos los béticos agradecemos lo que haya podido aportar en todo esto. Pero todo en la vida se acaba, y el ciclo de esta persona se ha cumplido.

Actualmente nos encontramos con un Betis que se ha convertido en el cortijo y negocio personal de Lopera. Con un consejo de administración lleno de cobardes, de vendidos y de esclavos de los deseos del accionista mayoritario y dueño del club. Un consejo encabezado por un presidente, Pepe León, que se ha ofrecido a ser marioneta y vocero de Lopera, renunciando así a su propia opinión y personalidad.
Manuel Ruiz de Lopera siempre ha mentido cuando dice que el Betis es de los béticos. La estructura de gobierno de la entidad es unipersonal, todo gira y pasa por él. Eso unido a sus manipulaciones, coacciones y represiones hacen del Betis una auténtica dictadura. De sobra son conocidos sus boicots a medios de comunicación que critican su gestión, la farsa en que se convierte cada junta general de accionistas, las innumerables promesas de su marcha y otras cuantas manipulaciones que ejerce sobre la afición bética.
Para mayor desastre, sus continuos problemas con la hacienda pública han hecho mella en los últimos años en el presupuesto que cada temperada el club destina a fichajes. Tampoco parece tener el dinero suficiente, o el permiso de Hacienda, para poder terminar el estadio. Y mientras tanto, él sigue con sus discursos triunfalistas y demagógicos en su singular misión de meternos pájaros en la cabeza.
Los últimos fichajes hechos con el dinero recibido por la venta de Joaquín y Oliveira en nada cambian mi opinión. El Betis necesitas un cambio urgente, una revolución democrática y de sentido común. Esperemos que no suceda lo que en la mayoría de las dictaduras, que el dictador no se va hasta que muere.